3.8.06

Venimos solos y nos vamos solos

Así está montada la vida. Por eso se le llama ciclo de la vida, porque termina de la misma manera que empezó. Por el cuello del útero sólo cabe uno, y sólo uno en cada ataúd. Y la vejez se parece estremecedoramente a la niñez: necesitamos alguien que nos cuide, que nos dé de comer, que nos vigile...

Pero el resto de nuestra vida podemos escoger dónde y con quién la pasamos (siempre que el partenaire esté de acuerdo claro). Es la gracia que tiene la vida, escoger el camino que quieres recorrer y la compañía que quieres tener. Quizás no siempre escojas el mejor camino, y casi nunca escoges la mejor compañía. Sólo unos pocos afortunados tienen la ¿suerte? de escoger (o ser escogidos) por la persona indicada.

Quizás éste es el problema: Nunca pertenecería a un club que admitiera como socio a alguien como yo. Sustituyan club por mujer, modifiquen léxica y sintacticamente lo que crean oportuno y ya lo tienen. Los que tienen miedo al rechazo, a la soledad, a no ser admitidos por nuestra querida sociedad, buscan un club acorde a sus pretensiones. Pero los que tienen alas, aquellos que lo que buscan no es ser amados sino amar (that is the question) son los que tienen el problema.

Se encuentran con algún club en el que les quieren hasta idolatrarlos, les tratan cómo dioses, todo a su gusto y antojo. Pero que opinión te merece alguien que te idolatra si tú no te gustas lo más mínimo? Baja, muy baja. Por lo tanto, buscan clubes dónde les rechacen, dónde no les dejen entrar o sólo les den entradas temporales.

Hasta que un día llaman a la puerta de un club al azar, por probar, por pasar el rato… y se quedarían ahí para siempre.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Sólo se va sólo aquel al que no le importa nadie realmente:

No importa en absoluto que no tengas amigos, familiares, parientes, pareja.

Importa tu CONOCIMIENTO: de tí mísmo, y de lo que los otros representan.