25.4.07

Videojuegos


Quizás de pequeño jugué demasiado a los videojuegos: me encantaban los de ir avanzando pantallas y pantallas, saltando obstáculos, matando a los malos, recogiendo monedas o lo que fuera.
Lo que más me gustaba era poder grabar. En cuanto superabas algo difícil, o estabas en un sitio que considerabas adecuado, grababas y te asegurabas que si la cagabas más adelante siempre podrías volver a empezar desde ese punto como si nada hubiera (o hubiese) ocurrido. Pero la vida no es así.
La vida sólo puedes tomar las decisiones una vez: te encuentras en una situación y debes decidir, A o B, y no hay tu tía. Más adelante sabrás si la cagaste, y no podrás volver atrás y escoger la otra opción. No podrás hacer ver que nada ha pasado, no podrás evitar las consecuencias de tus actos.
Entonces a quién hacerle caso? A tu cerebro, que te dice A, o a tus sentimientos, que te piden B sin importar lo demás?
Si sigues al cerebro, tus sentimientos harán que te sientas mal porqué no les has hecho caso. Te apretarán el estómago, te oprimirán la garganta y marearán a su enemigo, el cerebro.
Pero si sigues a tus sentimientos, tu cerebro flipará. Porqué el manda, y no está acostumbrado a que no le hagan caso, a que le contradigan. El cree que vive en una dictadura totalitarista, en la que se hace lo que él dice.

Advertencia: No confundir sentimiento con instinto, ese acto reflejo que nos hace correr cuándo algo no nos gusta o nos puede dañar de alguna manera. Porque a nadie le gusta estar expuesto al peligro de ser dañado.

Yo intento obedecer a mis sentimientos siempre que puedo, escuchando eso si lo que me dice mi cerebro y siguiendo mis instintos cuando las cosas van mal.

18.4.07

Payaso o Pinguino

Me cuesta estar contento cuando te veo triste.
Siento un catacrack en el pecho: es el corazón que se me parte, se quiebra y deja que se me escape la energia. Es casi incontrolable, de la misma manera que se me llena hasta casi explotar cuando te veo sonreir.
Pero verte triste me mata.Entonces necesito fuerzas para ponerle una tirita, repararlo y poder intentar hacerte reir. Vestirme de payaso o de pinguïno si hace falta.
Porque tu sonrisa hace que mi corazón se llene.