3.9.08

Releyendome

Hechos recientes me llevan a, para variar, darle a los pedales que mueven mi cabeza. La vida es breve, carpe diem, vive intensamente, aprovecha el momento... son máximas que se me vienen repitiendo constantemente. Las siento mías, intento que sean mi manera de vivir. Pero no sé si las cumplo.

"Hijo, no te hagas mayor", me ha dicho mi abuela en la cama del hospital este fin de semana. Le están dando oxígeno, le han prohibido ingerir líquidos. Sé que no me está diciendo que pare el tiempo. Sé que su consejo no es "ten 28 años para siempre", ni que se queja de lo que le está pasando, ni si quiera es miedo a la muerte.

Lo que me quiere decir (es MI abuela y sé que es así) es que viva mi vida según lo sienta, que utilize las alas que sabe que tengo para volar. Que no deje que se me atrofien por la edad o por las hipotecas, que las desplegue cuanto antes y eche a volar.

No quiero decepcionarla, no quiero llegar a mayor y pensar que no le hize caso a la persona más sabia del mundo. Ella voló, e hizo volar. Ella ayudó a desplegar las alas a mi abuelo, le llevó a hombros para que sintiera lo que es volar (como Superman con Lois Lane) y hasta le hizo creer que las alas eran suyas. Pero era ella quién volaba.

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