19.10.07

pensamientos

Por la mañana, me despierto medio dormido y voy a trabajar. No importa ir con los ojos medio cerrados, pues me conozco el camino de memoria. Conozco cada calle, cada peaje, cada autopista, cada esquina, conozco dónde aparcar y el trozo que me toca caminar hasta mi mesa. Sé cual es el camino y cuando lo puedo dar por recorrido. Y sé cuando he llegado a mi sitio porqué ahí está mi mesa, mi ordenador, mi silla, mis cosas.

Pero la vida me plantea otros caminos, caminos que desconozco, que desconozco por dónde van, por dónde van a parar y a llevarme, llevarme lejos o cerca, cerca de dónde estaba o cerca de donde quiero ir, porque donde quiero ir tampoco está claro. Eso es lo más intrigante de estos caminos, que empiezas a recorrerlos sin realmente saber dónde quieres llegar, pero esperando reconocerlo cuando llegues.

Caminante no hay camino, se hace camino al andar, que dicen. Lo que no dicen es cómo saber que has llegado! Después de mucho tiempo andando, subiendo cuestas, cayendo por precipicios, atravesando campos de flores o bosques tétricos, creo que he llegado. Creo que ya he llegado dónde se acaba este camino. Creo que he conseguido mi meta. Eso es triste, porque se acaba el
camino que llevaba recorriendo durante mucho tiempo. Me giro, y veo el camino recorrido. Pero miro adelante, y hay cientos de caminos nuevos por recorrer.

Lo mejor de todo? Que no los recorreré solo...

Hasta mañana!

No hay comentarios.: