Siento que me pierdo cosas de la vida. Siento que ocurren, que pasan a mi alrededor, a través de mí, pero que no las capto. Siento que no me acuerdo de ellas, que no se me quedan grabadas. Siento que me he dedicado demasiado a disfrutar del momento (carpe diem) pero que no me concentro en ellas si no en las sensaciones que me provocan. Que pienso demasiado poco las cosas y quizás las siento demasiado mucho. Es por ello que recuerdo las sensaciones, los sentimientos, los escalofríos, las mariposas; pero no recuerdo los hechos, las palabras, los gestos o los dichos.
No por ello les presto menos atención, ni me importan menos: al contrario, lo hago porqué intento centrarme en lo que hay detrás de las expresiones físicas, busco los sentimientos y los pensamientos que hay detrás y lo que me transmiten, y con eso me quedo: porque mi memoria es limitada. Porque pienso que no necesito acordarme de todo y hablarlo todo si tengo claro lo que siento y lo que pienso.
Pero veo que a ti no te sirve y lo entiendo. Entiendo que no estás dentro de mí, y que necesites que te diga lo que pienso y lo que siento, cómo valoro cada cosa que haces.
Sé que no es fácil discutir conmigo: mi primera reacción es ponerme a la defensiva, lo sé. Me pongo a la defensiva porque me siento mal al hacerte daño, al hacerte sufrir o por hacer que lo pases mal. Y lo hago sin querer, lo sé, y se que lo sabes.
Por eso no debería ponerme a la defensiva; porque no me estás pidiendo explicaciones, no me estás pidiendo que me justifique: simplemente me estás contando que he hecho algo que no te ha gustado y que quieres que lo sepa. Simplemente esperas que lo reconozca, lo acepte e intente que no vuelva a ocurrir.
Sólo puedo decirte que intentaré mejorar, que intentaré hacerlo bien; que lo intentaré con todas mis fuerzas, porqué si hay algo en mi vida que se lo merece eres tú, porqué como dicen:
“Tú haces que quiera ser mejor persona”