Quizás de pequeño jugué demasiado a los videojuegos: me encantaban los de ir avanzando pantallas y pantallas, saltando obstáculos, matando a los malos, recogiendo monedas o lo que fuera.
Lo que más me gustaba era poder grabar. En cuanto superabas algo difícil, o estabas en un sitio que considerabas adecuado, grababas y te asegurabas que si la cagabas más adelante siempre podrías volver a empezar desde ese punto como si nada hubiera (o hubiese) ocurrido. Pero la vida no es así.
La vida sólo puedes tomar las decisiones una vez: te encuentras en una situación y debes decidir, A o B, y no hay tu tía. Más adelante sabrás si la cagaste, y no podrás volver atrás y escoger la otra opción. No podrás hacer ver que nada ha pasado, no podrás evitar las consecuencias de tus actos.
Entonces a quién hacerle caso? A tu cerebro, que te dice A, o a tus sentimientos, que te piden B sin importar lo demás?
Si sigues al cerebro, tus sentimientos harán que te sientas mal porqué no les has hecho caso. Te apretarán el estómago, te oprimirán la garganta y marearán a su enemigo, el cerebro.
Pero si sigues a tus sentimientos, tu cerebro flipará. Porqué el manda, y no está acostumbrado a que no le hagan caso, a que le contradigan. El cree que vive en una dictadura totalitarista, en la que se hace lo que él dice.
Advertencia: No confundir sentimiento con instinto, ese acto reflejo que nos hace correr cuándo algo no nos gusta o nos puede dañar de alguna manera. Porque a nadie le gusta estar expuesto al peligro de ser dañado.
Yo intento obedecer a mis sentimientos siempre que puedo, escuchando eso si lo que me dice mi cerebro y siguiendo mis instintos cuando las cosas van mal.
Lo que más me gustaba era poder grabar. En cuanto superabas algo difícil, o estabas en un sitio que considerabas adecuado, grababas y te asegurabas que si la cagabas más adelante siempre podrías volver a empezar desde ese punto como si nada hubiera (o hubiese) ocurrido. Pero la vida no es así.
La vida sólo puedes tomar las decisiones una vez: te encuentras en una situación y debes decidir, A o B, y no hay tu tía. Más adelante sabrás si la cagaste, y no podrás volver atrás y escoger la otra opción. No podrás hacer ver que nada ha pasado, no podrás evitar las consecuencias de tus actos.
Entonces a quién hacerle caso? A tu cerebro, que te dice A, o a tus sentimientos, que te piden B sin importar lo demás?
Si sigues al cerebro, tus sentimientos harán que te sientas mal porqué no les has hecho caso. Te apretarán el estómago, te oprimirán la garganta y marearán a su enemigo, el cerebro.
Pero si sigues a tus sentimientos, tu cerebro flipará. Porqué el manda, y no está acostumbrado a que no le hagan caso, a que le contradigan. El cree que vive en una dictadura totalitarista, en la que se hace lo que él dice.
Advertencia: No confundir sentimiento con instinto, ese acto reflejo que nos hace correr cuándo algo no nos gusta o nos puede dañar de alguna manera. Porque a nadie le gusta estar expuesto al peligro de ser dañado.
Yo intento obedecer a mis sentimientos siempre que puedo, escuchando eso si lo que me dice mi cerebro y siguiendo mis instintos cuando las cosas van mal.